Los compuestos de la marihuana no se activan sin la combustión y el calor.
En palabras simples la descarboxilación es el proceso mediante el cual la marihuana se calienta para obtener su efecto psicoactivo. Esta reacción química, hace que el ácido de THC (THC-A) se convierta en THC a través de calor. La temperatura adecuada para este proceso oscila entre 110 y 120 grados centígrados. El método más sencillo es cuando utilizas un encendedor, un cerillo o lazo de hemp, para prender tu “joint” favorito.
Otra manera de hacer descarboxilación es a través de colocar los pedazos de tu flor de marihuana en una charola y meterla al horno. Cuando observes que empieza a perder su tono verde para empezar a adquirir un tono marrón es cuando el proceso está sucediendo.
Debes de tener cuidado de no rebasar los 200 grados ya que podrías hacer que los terpenos y cannabinoides se quemen y así afectar los aromas, sabores y efectos de la planta.
Otra manera de hacer este proceso es a través de “baño maria” donde puedes poner los pedazos del “bud” en una bolsa sellada y meterla en el agua hirviendo, creemos que puede ser un método complejo por las temperaturas de la estufa y por el riesigo que la bolsa se rompa y la hierba se moje.
Si vas descarboxilar en horno te recomendamos en uno tradicional ya que hacerlo en horno de microondas puede ser complicado porque no puedes controlar la temperatura.
La única manera de sacar el potencial de la hierba, es llevar a cabo el proceso que normalmente hacemos cuando vamos a fumar el “joint” o utilizamos el vaporizador.